sábado, 19 de noviembre de 2011

Entre poetas ñeros, lecturas de etiqueta, payasos terroristas y cabareteras te veas….

Esta vez el “chisme” sí se puso bueno, ¿ya leyeron la “charla” bajo la nota ¡Fraude de Jacinto K’anul en encuentro!?, creo es la mejor noticia del año, o al menos la más comentada, llegando a más de 80 comentarios. Todo se lo debemos a los resentidos que vieron la oportunidad de verter sus opiniones aprovechando la noticia, y que conste que el ratting no se le debe al señor multifacético de la tranza, Jacinto K’anul, pues fue el último tema que se tocó entre muchos otros más atractivos para los lectores asiduos al Semanario.

Los comentarios más atrayentes son los de la pornobanda Morvoz e Hiperversos, que ya les urge erigirse como autoridades de lo que es guarro, ñero o chimolero, y ni tan secretamente evidencian sus deseos de pertenecer a una clase “superior”, que obviamente por pedigree no poseen, ni les corresponde. Y me siento convocado a comunicarles que si se va a hablar de elegancia, estilo y etiqueta, yo sí les doy unas clasecitas, porque ese saco sí me queda, así vivo yo, y dejen les presumo: Todas las mañanas ya tengo listo mi café turco, con mi cuerpo envuelto en bata de seda oriental, mis babuchas de piel de manatí, los cinco periódicos más reconocidos del mundo: el Times y El País por supuesto entre ellos. Y a veces hasta leo el Milenio, acompañado de un buen puro fresco recién traído de la Habana. Yo sí me tomo un “cognaquito” a las diez de la mañana, ¿chingón, no? Además, yo vivo en una buena colonia, donde hasta el poli de la caseta de seguridad en la reja de la entrada de la calle, es un mejor lector que muchos de ustedes, sin ofender, mis apreciables lectores. Esto sí es clase, o mejor dicho, esto sí es vida. Hasta me doy el lujo de leer una que otra antología o revista de “mala muerte” y de muy dudosa procedencia, y me doy el lujo de pagarlas, porque puedo.

Y así fue como me volví a topar con H. Rambo, que por cierto según me contaron, me quiere madrear. Qué vulgar. Primero tendría que saltar las rejas electrificadas de mi casa. Como les decía, le compré y leí su antología “Somos poetas ¿y qué?”, donde encontré, llamémosles poetas, a Rojo Córdova, la Doñita Robles, Francisco Enríquez Muñoz, una Diosa Loca y Aurelio Mexa, con una presentación de la comadrita Yax. ¿Qué dice la comadre de esta antología? Que “varios de los poetas que están en la antología lo hacen con poemas que sería más fácil encontrar representados en un slam”… “la segunda señal que me resalta es su contaminación; como si el hecho de tener como lugar de encuentro el DF, no solamente hubiese ensuciado los referentes sino los modos de escritura”… “generan una mezcla de irrupciones o reclamos generacionales, brotes, pústulas de un proceso de descomposición”. Lo mismo opino yo.

Y la otra vez cuando pasaba por la Feria del Libro para conseguir los Sonetos Votivos de Tomás Segovia (antes de que falleciera) y de que quitaran la feria, me topé con un tumulto de gente que se empujaba y se daba de patadas (y alguien me dijo que estaban bailando slam), y entre toda esa polvareda, me lanzaron la Piedra, que me dio un buen golpe en la espalda. Así se llama esta publicación, La Piedra, que como lema dice que prostituye la relatividad y que cuenta con la beca Edmundo Valadés. Es la número 8. Donde me encontré de nuevo con Aurelio Mexa, que se aventó un excelente chiste que se llama Red de los Poetas Salvajes, donde sus integrantes, la misma comadre Yax y sus amigas Víctor Ibarra y Manuel de Jesús Jiménez, Eduardo de Gortari, entre otros, asegura Mexa, atacaron el “nepotismo de ciertos grupos literarios independientes en México, los cuales reproducían siniestramente los cuadros observados en los altos cargos culturales del país”. Lo divertido es cuando Mexa menciona al poeta De Gortari. Cómo ve mi avisado lector, estos cuates hablando de nepotismo: o sea, el chupa-cabras hablando de orejas. ¡A güeeevo!

Pero no se crean que sólo me la paso leyendo todo el día libros de poesía en mi casa, o pegadote en el face. También de vez en cuando salgo a lecturas. Y si son en un cabaret, para un hombre solo como yo, mucho mejor. Y si es una lectura de damitas poetas, con atrevidos escotes y medias de red, mucho mejor. Aunque ya sean cuarentonas y estén medio flácidas, yo tampoco soy un jovenzuelo. Así que tal vez nos encontremos este sábado en la Casa del Poeta Las Dos Fridas en la nochecita, para ver el performance de estas educadas damas que espero nos muestren media nalguita.

Y hablando de educación y buenas costumbres, volvamos al chisme de moda, donde Tafoya es la estrella principal y esgrime un comentario que ya se volvió cita, gracias a un payasito que entró a discutir y hacerla de pato en la conversación. Y cuando éste le dice que se “limpiará el culo con sus poemas”, la poeta le contesta: “Haces bien en limpiarte el culo con mis poemas para que te entren por alguna parte”. Esto me pareció bastante certero y penetrador. Quién dijo que las poetas no pueden ocupar todo tipo de lenguaje, mi trasnochado lector, al menos que algunos mochos esperaran una respuesta barroca en redondillas, como la monja Sor Juana. Al parecer el payasito terrorista tembló con estas palabras, y dice ya la leyenda urbana, que teme se le aparezca en alguna esquina de su barrio “El Mocha-huevos”, que de pronto de la sombra de un árbol, o tal vez debajo de la cama, se materialice su culpa y lo ahorque, mientras llama a su mamá para que lo despierte de esa terrible pesadilla. Me parece que este joven escritor entró con el pie equivocado al mundo de las letras, ya se quemó, ¿no cree usted?

Intuyo que todo esto fue desatado por el frenesí del Torneo de Poesía, que está en su año más álgido, pues los poetas, por lo que he visto se están empezando a acostumbrar a la idea de ganar sobre un ring; aunque a muy pocos les convence el asunto de perder. A parte de que he visto que brota un torneo por aquí, otro por allá, uno más de esto, otro de aquello, estamos entrando en la etapa de la “torneitis”, pues ya todos creen que eso de organizar un torneo es pan comido, y al parecer se dicen, “si esos bueyes pueden, pues mucho más yo”, y si perdieron, organizan mejor su propio torneo, nomás cambiándole dos que tres cositas para que no se note. Pero tienen razón, la neta a mí tampoco me gustaría perder, así que hago pública la noticia de que yo también voy a hacer mi propio torneo, señoras y señores, para no arriesgarme a que me juzguen equívocamente. Nada más voy a ponerme abusado para que no vaya a venir el Indautor y me la arme de tos porque me ando robando el Torneo de Verso Destierro. Por eso le voy a poner otro nombre, aconséjeme usted, cuál está mejor: Torneo de poéticas experimentales a través de la palabra, o Lucha poética, o De dos a tres leídas en la banqueta, o Luchando por un premio, Peleas en sleeping bag, Boxing poetry o Torneo de Poesía sobre hielo, usted vote, ya sabe que yo siempre lo escucho y tomo muy en cuenta sus puntos de vista, y sobre todo respeto sus ideas. Así que hágase mi cómplice y dígame qué nombre le pongo a mi torneo, no tenga miedo de que se le aparezca “El Mocha-huevos”, que este, no es más peligroso que “el Chupacabras”. Y por cierto, si no me lo toman a mal, les recomiendo a los organizadores del Torneo de Poesía Adversario en el cuadriláterO, agregar la siguiente leyenda a sus carteles (yo lo voy a hacer en mi torneo): “no nos hacemos responsables por los daños psicológicos ocasionados por participar en este torneo”. Nos vemos en el ring.

Todos somos poetas hasta que se nos compruebe lo contrario

Ay, la poesía, la poesía, estimado lector. O al menos, la gente que rodea el quehacer de la poesía en México, siempre esperará con las puertas abiertas a cualquier ansioso, ricachón o ricachona sin nada que hacer, o a cualquier vago sin vicio ni beneficio para que entre. Y como la frase común es que “todos tenemos algo de poetas, músicos y locos”, pues ha de ser cierto, puritita verdad que todos somos poetas, todos somos músicas, y como condición de lo anterior, todos somos locos.

El poeta es un desquiciado, esa es la premisa, ergo, todos somos poetas. El poeta lleva la música por dentro, ergo, todos somos poetas. El poeta siente, vive, ¡sangra! A güevo, así somos todos poetas. Facilísimo. Pero más que fácil, ser poeta en México es una buena carrera para llevar una vida que no requiere de hacer gran cosa, más que escribir algunos garabatos en la libreta y leer uno que otro libro. Y como los padres “responsables” de esta angelical criatura que es nuestro futuro poeta (del cual les hablaré por poner ejemplo), alguna vez le dijeron que no estuviera echando la güeva, pues le cayó el veinte de lo que sería en el futuro: ¡un güevón profesional!, que aparte de fama, tarde que pronto viviría de sus regalías de miles (y miles) de libros vendidos. Cuando era un nenito, chiquitito, su mamá le decía, “mira hijito, qué bonitos poemas y canciones, haces”, y el pequeño “poeta” ilusionado siguió construyendo sus pensamientos de tristeza, o en la adolescencia, de soledad. Hasta que un día, uno de sus profes en la “secun” le dijo que se metiera en el concurso de Poesías a la Madre. Y ganó el premio, porque el jurado estuvo integrado por un maestro que su única lectura literaria a medias era el Quijote, otro que era biólogo, pero que le gustaba el Brindis del Bohemio, y uno más que era un poeta frustrado, y que en una discusión chafa con los otros dos jurados, para dizque deliberar, decidió dárselo a nuestro sujeto en cuestión porque era necesario “motivar” al que todavía no la armaba, que “reconocer” al que ya más o menos la hacía, “pus pa’que se motive el chavo y le eche ganas: ustedes qué saben en quién se convertirá dentro de 50 años, no hay que quitarle la ilusión”.
De ahí pal real, a nuestra angelical criatura, le quedó claro que no necesitaba mejorar sus escritos, ni tener estilo, ni nada, pues la lógica lo favorecía como una especie de “promesa latente” que poco importaba si sería cumplida o no.

Ahí está Rocky Cortés Tapia, que ahora quiere enfrentarse en el ring del Torneo de Poesía sin jueces, sin reglas, sin rounds, sin manos, y si es posible, de preferencia, sin poesía… porque así está muy difícil, y mejor prefiere que sea un enfrentamiento de performance. “Haber a ver, pinche mole Manzanilla… así con puro perjormance, haber si me ganas, haber si muy chingón”. Cosa que no sólo piensa el buen Rocky Cortés, sino que nos hace volver a nuestro tema, a nuestro invitado especial, a nuestro sujeto de estudio, que de pronto descubre que el medio poético es tan plural (tan abierto) tan pródigo, que hasta puede dar talleres de poesía (yes sir!) sin tan siquiera haber publicado un libro, ¡es más!, sin la necesidad de tener unos cuantos poemas presentables… pues los encargados de algunas Casas de Cultura les importa un comino quién esté ahí dañando a los chavos con tal de justificar que sí están trabajando. Y si el sujeto en cuestión también está en algún grupo literario, pues la Zorra del medio (que no la poesía) también le abre las piernas; cálidamente para que publique en sus antologías. ¿El argumento?: “ps’ no tiene talento pero ps’ paque se vea nutrido el libro”, “además ni modo que le digamos que no a ese güey, nunca falta y siempre es el primero en llegar”. Una vez más nuestro afortunado triunfa, y sin saber cómo (conservando la idea de que nació con el talento), se sale con la suya. Después, muchos años después, se preguntará: “¿por qué con mis 60 años y estar publicado en más de 120 antologías y por qué si he dado talleres y hasta tengo tantos librillos (grises, apunte mío) publicados, no ha sido suficiente para que la gente me aplauda, me aclame”, así se preguntará. Y en su mente una nube negra no le permitirá ver el momento en sus años de infancia cuando le prometieron sus papás (con una mirada condescendiente) la fama, y que él ignoraba entonces como ahora, que lo único que deseaban sus progenitores es que no terminara de delincuente o de saca borrachos en algún bar. Y hoy, él envejecido, mi conmovido lector, sufre sin darse cuenta de nada… y todo porque nadie (tal vez usted, incluso) nunca le dijo, por pena, por miedo, por educación, por negligencia, o por no echárselo de enemigo, que “eso” que escribía no era ni por poco un poema, y mucho menos poesía.

En otros casos —nada lejanos a este mismo caso— el ente terrible (angelical), el mismo del que estamos hablando, pues’, pero en otro cuerpo, y con otros ojos, tal vez esta ocasión con risos dorados: por sus buenos medios, tal vez hijo de poetas, sí aprendió a encimar simpático las palabras, o a ponerlas bonitas, o folclóricas, “divinas”, le decía la señora directora de la Casa del Poeta. Y en el taller, ahí en el que lo mejor que aprendió fue a ser más y mejor mamón, no lo sacaron de la antología porque era el único que no tenía faltas de ortografía; y luego… en otra antología no lo corrieron porque era el que había conseguido el dinero para el libro; y en otra (no lo sacaron) porque era su antología; y en una más lo tuvieron que incluir porque si no lo incluían (y de buena gana) les quitaba, o no les volvía a dar la beca (y eso, se los dijo en serio, ya se las había cumplido la otra vez). ¿Qué no, mi punitivo, empático!

Y por mucho que sea ridículo, absurdo, ver a los tipos y tipas mexicanos escribe que escribe tarugadas, o bosquejos de quién sabe qué castillo de baba; por mucho que se note y sea obvio; por mucho que en México los “poetas” caminen desnudos y nadie lo vea! Nadie, mi miope observador! más que la gente de a pie es la que nota que esos encueradotes en la calle sólo piensan en salir y posar para la fotografía monumental del Tunick.

Y dígame, por mucho que usted y yo sepamos, que Antonio, que David, o que Rocío no son poetas, pues quién se los va a demostrar, dígame usted, ¿quién? Quién le dirá a Fulanito de Tal, no eres poeta por esto y por esto, y esto. En realidad, tampoco a nadie le importa, si acaso, cuando ven a estos privilegiados angelicales cachorritos, piensan, “ay, si tan sólo yo pudiera escribir un poema” y voalá, comienzan su carrera literaria en ascenso al vidé de las estrellas, donde lo único que tienen que hacer para ser o sentirse poetas, es rayar las hojas electrónicas de un cuaderno, y en chinga meterse a una convocatoria y prometer que serán poetas!, gritarle al mundo que lo son, y en algunos casos, como en el slam, sin tener que escribir siquiera un poema. Pero no se preocupen, que al fin y al cabo, tengan por seguro, que nunca nadie les demostrará lo contrario.

Así que, lector, si usted quiere unirse al balcón para señalar a estas pobres criaturas, no para divertirse sino para salvarlas de su destino fatal, y ayudarlas a evitar que cometan un error destruyendo su vida, pues tal vez serían mejores carpinteros, albañiles, caseras, maestros o diputados, ayúdeme a no dejarlos que desperdicien su tiempo, y sobre todo que no desperdicien el nuestro, sobre todo el nuestro!

Una rinoceronta, Axel Rose con sobrepeso, y el round de oro entre elogios y ¡que viva el mole de poeta!

Definitivamente el ambiente está caliente, mi fúrico aficionado, pues los poetas que clasificaron están entre la jiribilla y la locura lanzando versos como balas hacia el cielo. Ojalá que no mate a nadie alguna de sus balas perdidas, y si mata a alguien que sea a Calderón. La pura verdad, tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para no lazarle un frutsi con miados al jurado en la pasada clasificatoria del Zócalo, porque de plano no sé donde estaban sus cabezas, que tiraban cincos, cuatros al por mayor, como si fueran dados, y no porque los poetas fueran unas palomas geniales, pero al final, yo afirmo, que hubo varios “gritones” que se merecían más el 4.5 con el que el buen Jaime Ortiz osó tachar a dos que tres poetas que merecían más de una décima extra.

El que sí me simpatizó fue el buen amigo sado, el Criticastro, que a mi gusto hubiera estado bien que le dieran un látigo para golpear a los poetas que de plano no dieron una, a poco no mi sanguinario lector, que más de cinco si se hubieran llevado un tatuaje en la espalda por sus pifias versales. Mejor que se quede arriba la Librarrera, que ahora sí se sacaron un 10 con esta entusiasta que nos convidó su gracia al mostrar los libros al público, y que incluso en el centro del Ring dio más de dos vueltas para lanzar versos al por mayor. ¡Librarrera, librarrera! ¿Y dónde quedó el Poetastro? Se le extrañó, seguro el Criticastro le hubiera aplicado una llave al esófago, y lo hubiera dejado con ganas de contestar.

Pero iré por orden para que no nos hagamos bolas, y pues la pura verdad a mí eso de la discreción como que no se me da, así que le digo lo que pienso como va, y si sale bueno mi augurio de quiénes brillarán en la siguiente fase del Torneo, me compran una barrica de tequila, eh. Athena Ramírez fue una buena filtreadora, pues se subió ágil y con buena dicción, verso fluido y claro; aunque sus poemas pueden ser opacados por la violencia de otros poetas que traen la espada desenvainada. ¡Sangre!, ¡la gente quiere sangre!, ¿o no?
Venancio Neria tendrá que mostrar algo más que plegarias, pues el jurado fue indulgente; tiene a favor su estilo y el peso de la tradición ñañu, pero no hay que abusar, amigo Venancio. Yo digo que Svetlana la Rinoceronta P Garza es una de las que viene con todo y dejará a más de uno tendido sobre la lona; al que le toque esta poeta de peso completo tendrá que sacar un mazo, o un arma poderosa que logre contener su impulso. Yo ya la vi en los cuartos de final.

Rosario Loperena no sé muy bien cómo fue que logró colarse, y aunque su poema no estaba mal, la neta tampoco estaba bien! y fue muy simpática sobre el Ring, esperemos que no quedé como el caso de Elsy Ruiz el año pasado, que gustó pero que no logró convencer.

Cuando se subió Rambo al ring por un momento pensé que empezaría a cantar “Don’t cry”, pero se puso rudo en un lance desde la tercera cuerda y en un salto al mero centro del cuadrilátero, donde se declaró abiertamente como el extranjero… se le pasó que aquí en México todos se sienten extranjeros porque les encanta cantar a Bumbury en las cantinas para sentirse más hombres! a güevo! Ojalá que mejore su español, porque en una de esas le ven la cara y le dan por poesía un diccionario de inglés-español.

Otro que subió con metralleta fue Raciel el gallo Rivas, y dejó buen sabor de boca, ahora nomás falta que mantenga el nivel, y en una de esas es de los contendientes más complejos. No apuesto, no apuesto, pero pongo duda, pongo duda. El que sí tiene ya la soga al cuello es Óscar Cortés Tapia que trae cargando la sombra de “la Mole” Manzanilla que es también del estado de Guerrero y que el año pasado logró colarse a la semifinal, por ay se dice que estos dos traen un agarrón. Lo primero será para Cortés Tapia llegar al mismo sitio para darse el topón con la Mole. Que por cierto ya son dos años que poetas guerrerenses obtienen la mención honorífica, primero Raymundo Manzanárez y luego Jorge Manzanilla. Veamos si Óscar logra sacar la casta y no se queda en el simple elogio. Y hablando de Santo, Santo! Al que le salió bien todo fue al homenajeado Roberto López Moreno, aunque hubiera estado bien que el Criticastro lo lanzara sobre la lona y le pusiera a fuerza la máscara que el maestro chiapaneco ostentó en el cuadrilátero, esa que cuenta la historia le dieron sus coetáneos en el 86 como campeón de la poesía. ¡Que se la ponga, que se la ponga!
Otro que esperemos ahora no lo detenga la seguidilla es Edwing “Canuto” Roldán, que el año pasado quedó a deber los octavos de final. Esperemos que ahora sí cumpla y no sólo prometa, y que por lo menos se presente a darle la cara al público. Este muchacho sabe manejar el escenario y el poema. Si no se le sale de control es un rival digno.

El que viene bravo y bien managereado es el “Bulldog” Soberanes, que si lanza por delante sus poemas fuertes, seguro se gana el pase a los octavos, habrá que estar atentos de este buen poeta que está despuntando, sólo cuídese usted que le gusta mirar de cerca, porque en una de esas le suelta una mordida, y poeta que muerde, no suelta. Samantha Frías fue la que al final se coló de panzazo, tendrá que meterle ganas a esto, todavía no ha mostrado nada. Es una de las poetas que tendremos que ver con lupa. ¡Sándel!, es su segundo año si no me equivoco, y me parece que viene con material para pelear, para pelear, para pelear. Veremos esa riña que no tiene por claro ningún fin. Lo mismo sucede para Abogado de la Serna, que tendrá que hacerle honor a ese apellido, pues Ramón Gómez de la Serna era un especialista en entrar al ruedo circense sobre elefantes; lo cual augura un frente a frente entre adversarios de gran tamaño.

Por eso yo le digo, eufórico apetente, que ponga atención a los poemas. A Zita Noriega se le sublevó el público con su paráfrasis del poema de Neruda. Les digo que esos jurados nomás estaban de pronto distraídos. Pero ahora que Zita ha logrado su pase, tendrá que dar mucho más si es que quiere obtener algo, y que no vaya ahora a parafrasear a los Amorosos, por favor, piedad tenga de nosotros los que aborrecemos el best seller.

Javier Guzmán Sánchez lo hizo bien. Aluz Jonez repite año y llega también con más experiencia, esperemos que le sea útil. Y por último según me informaron los organizadores, Galo, el campeón del Slam de la Alianza Francesa, confirmó su presencia. Tendrá una buena prueba este buen gesticulador; o sea, el reto de la poesía.
Que por cierto pasé por una calle del Centro y vi una riña callejera, disque poética (la neta no estaba de paso, sí fui de fisgón), y para colmo entre los más gandallas estaba el Sandino Bucio que ganó el tercer lugar del Torneo en 2009, y vaya que les metió unos poetazos! Estuvo bueno el circo, pero hubo quien se quejó de demasiados efectos especiales y pocos animales exóticos.

Así es mi apabullado lector, buen día augura el próximo 5 de noviembre. Yo ya llevo este round ganado, porque lancé el reto a los demás columnistas de la mejor crítica de la clasificatoria, y yo sé que usted sabe, mi adicto al balcón, que a mí se me da natural eso de hacer bien las cosas, y para muestra un botón, así que váyanle ahorrando para mi barrica de tequila. Los espero en mi palco para ver los Octavos de Final. Eso sí, ¡tráiganse la porra!

Porque muchos podemos querer, pero pocos la vamos a armar

Seguro ustedes han visto y saben a ciencia cierta, apreciables escépticos, que el amor, es el inspirador número uno para hacer las cosas más increíbles y magnificas, que se dice, es el causante de los más nobles sentimientos, y que cuando amamos, nuestro amor no sólo se expande hacia nuestra amada gordita, sino a toda la humanidad, afirman es lo que necesita el mundo para permanecer unido y poder decir “no a la violencia” y “no a las guerras del narcotráfico”.

Pero también es sabido que es una de las drogas más adictivas. Y que dependiendo la persona, le ayuda a ver cosas que no había visto, o simplemente lo pone loco como una tacha, desesperado como una línea, ido como una nube de mota. Seguro les ha tocado ver al amigo de un amigo completamente borracho de amor en una de esas relaciones que les apodan destructivas, donde él y su media naranja, se aman dándose en la madre con todo lo que tienen a la mano. Y doy por cierto que les ha tocado presenciar esos casos donde el enamorado se transforma en una especie de homúnculo, y no sólo se vuelca enfermizo, y demuestra sus más dañadas intensiones, sino que efectivamente “el amor” hace de él, una peor persona (de lo que ya era de por sí).

¡Y agárrense!, aquel que era antes un hombre solo, introvertido y cabizbajo, gracias al alka seltzer del amor, se vuelve un hijo de lachi’n… posesivo, golpeador, ególatra, deseoso como Hitler de fundar su propio imperio, y aplaudido por su musa, (fuente de su benigna inspiración) se entrega a la tarea no solo de controlar su nidito de amor, sino que empieza a realizar “pequeños ajustes” a familiares y amigos, para posteriormente pasar a todo mundo al patibulario por estar en contra de su “relación”, y andar de conspiradores… ya saben segurísimo les ha tocado... verlo, ¿no? ¡A güevo!

Los poetas no son la excepción, dicen, aman la poesía, ¿no es así, mis queridísimos apasionados?, dicen ser sobre todas las cosas: Poetas, enamorados de la poesía, ¿no? Y viven un aferrado idilio con ésta, que algunos califican de vieja despeinada y otros de elegante primorosa, ¡la poesía! Perfumada o apestosa, gritan ellos a los cuatro vientos, que la aman. ¿Pero cómo lo hacen? ¿Cómo ejercen el amor estos necios? ¿Golpeándola en la noche para que los obedezca? ¿Haciéndola chillar por puta, mis aguerridos vates? ¿O dejándola dormir con una jaqueca terrible otra vez como reina de la cama?

Así es, mis alegres románticos, hoy sí me voy a ver bien Adal Ramones, pero la neta, ya hacía falta que alguien hable en serio de esto, ¡aunque sea yo! Pues es un verdadero asco la forma que tienen de amar algunos poetas, a la poesía; ¡guacala! Y me refiero (no a sus amoríos personales, que a mí me tienen sin cuidado), pero sí me refiero a lo asqueroso que es leer cada cosa… ¿o no?, mis catadores del verso: cuánta basura le tributan a la susodicha pretextando amor, le avientan cubetas de excremento; le hacen body paint, y luego estropean “la obra”, fotografiándose con ella. ¡Cabrones con cuerpo de boiler quitándose la camisa! ¡Enanos barbones de manos temblorosas por las chaquetas que se hacen en su honor! Cuántas pendejadas hacen en su nombre, según la quieren mucho y de repente, a la mera de la hora: “que ya no la quiero sino me paga”, “que me tiene de esclavo y yo no gano nada”, “que me mantenga su familia”, “maldita explotadora”, “yo nomás no quiero a nadie de a gratis”, y cosas así por el estilo: que en realidad el amor no era para tanto.

Si a ustedes, de puritita casualidad les ha tocado conocer al primo de un enemigo que pasó por esta situación, y que se puso “enfermo de amor”, entenderán lo siguiente; y si no, de todos modos se los enumeraré para que lo reconozcan. Y ahí les van estos puntos básicos… para que ustedes y ellos se den cuenta que su romance con “la poesía” ya les pudrió el cerebro. Estos son mis cinco puntos para detectar a los que padecen de amores perros, de esos que matan, no sólo al infecto, sino a todos a su alrededor. De esos amores de corazón podrido que cuando salpican, hacen que a uno le dé un tic en el ojo, igual que si nos cayera una gota de limón.

Número 1. El amor interesado. De esos que te amo porque me compras esto o aquello. Me cae. Ahí andaba esa “poeta”, enamorada de una partida presupuestal (y bueno, no hay senador que le haga feo a un caldo, aunque sea de gallina vieja), y no miento mis escrutadores de ocasión, estaba “enamoradísima” de la poesía; un fajo de billetes para que amarre bien el poema, porque o si no, ¿con qué vamos a pagar la letra del coche?, se dice a ella misma, segurito se repite todas las noches: “me lo he ganado a pulso: un viaje a Chile, una visita a New York para visitar los cuates…” ¡Pero cuando se acaba el varo, se acaba el amor! Cuidado, si la ve en la calle barriendo en pelotas, dele dos pesos, y seguro le escribe “un poema”.

Número 2. El enamorado del amor. Él no ama a nadie más que al acto mismo de estar “enamorado”. Qué importa qué sea o quién sea lo que ama. ¡Íngue sú!, si es poesía de ultra derecha, él la quiere un chingo; qué importa si es contra el aborto, contra la mujer, él la idolatra! Pero sobre todo idolatra su amor por sus propios “poemas”. Los mira románticamente; no tiene ojos para nadie más cuando mira “sus poemas”, y cuando los lee, no sólo siente, sino que sabe, lo glamuroso que es él escriba. Todo lo demás sale sobrando. Sus programas favoritos de poesía son todos: desde Mariano Osorio o Paco Stanley hasta los más acá de las letras mexicanas. Y nunca pierde oportunidad de acercarse a cualquiera y felicitarlo por su excelente lectura o poema ahí en la Adamo Boari. Este modelo de “poeta” siempre termina en la Fundación para las Letras Mexicanas. (¡Y vaya que le hace falta la beca!)

Número 3. El fan religioso. Se azota en el suelo, se convulsiona, invoca al padre soul que lo posee, porque se deja penetrar por ese espíritu que lo azota contra el micrófono, que lo revuelca en el aire y lo hace bajar a cuatro patas las escaleras de su casa. Luego lanza oraciones, que ruegan, imploran en copropalabras: tener más poder, más poder!! Evidentemente él sabe que es el nuevo mesías, el chamán, el profeta, pues! que ha llegado a guiar a su séquito de iluminados, que todo lo que él dice, aceptan sin chistar. Dice: “güevos”, y todos gritan “güevos”, dice “tache a la poesía” y todos gritan “tache”. Lo último que se ha sabido de esta clase de “enamorado” de la poesía, es que cuando ve que ya no le alcanza pa’ más, y ya no puede cumplirle, porque no le salen bien las “chambas”, no se conforma con su derrota él sólo en el escenario, sino que quiere cargarse a toda su comunidad consigo (como esos suicidios colectivos). ¿No les recuerda esto a Brughel, con su cuadro de los ciegos? Si lo ve y le habla, no le tome la palabra, y aléjese discretamente, porque si lo hace de manera abrupta, se le puede generar una fijación con usted, y tratará de convertirlo a como dé lugar, ¡ya sabe como son los creyentes! Piden respeto, pero qué bien chingan tratando de convencernos de que son la única verdad.

Número 4. El amante que odia. Cláaaasico! El güey que ama a su vieja la poesía, y la trae como calzón de puta de un lado a otro, ofreciéndola para que le digan que está re-comestible. La presume, pero lo extraño es que no la arregla, no le compra un perfumito, no la baña, no la viste, la trae toda desarrapada en la calle, cochina, con algo como ropa, o más bien con unos trapos; y cuando la poesía se le subleva, se le pone al tiro, el cabrón “enamorado”, el “poeta”, la obliga a que no cambié, incluso la golpea. Y eso es lo de menos, lo culei es cuando le quema la espalda con cigarros, para que chille la perra. La pura verdad es que la odia! La odia con todo su corazón, sin embargo no puede abandonarla, porque es su amuleto de la suerte, porque sin ella él no vale nada. Si lo ven, seguramente los saludará como un buen camarada y les dirá “soy poeta, ¿y qué?”. Sólo hagan como que no ven, como que no escuchan, cuando le esté dando en la madre a la poesía con sus versos gachos. En esos noviazgos, ¡ni meterse!, uno no puede hacer nada.

Número 5. El enamorado vengativo. Ese como abunda, caray... ¿No es así, mis don Juanes? Como el güey que ya no sabe quién se la hizo, pero sí quién se la paga. Y como el destino lo trajo a este mundo sin talento, ni nada con qué defenderse, nunca pierde oportunidad para lanzar una patada en el slam. Como nada le ha salido bien desde que publicó su primer “poema” en un espacio que le dieron por lástima, cuando puede se desquita y escupe al primero que tenga enfrente. Y regularmente trae chismes cargados de resentimiento, que le dan vueltas en la cabeza, igual que una corona de moscas. Es tan vengativo que se venga hasta de los que le hablan bien! Porque es tan suspicaz, que alcanza a ver que nadie es sincero, y que todos están en su contra (diciendo a sus espaldas que es un mediocre). Si ustedes lo llegan a conocer, o lo identifican en la calle; les recomiendo que lo ataquen abiertamente, que le digan la verdad; que es un maleta!! Díganselo. Ustedes (y hasta él) se sentirán mucho mejor, ¡a güevo! Después de todo su forma de amar es tan intempestiva, que digan lo que ustedes le digan, él seguro se vengará, se vengará!! Mejor aprovechen, y denle el primer golpe.

Espero que ustedes no se encuentren en esta clase de aprietos. Pero si es así, cuídense de no enamorarse de la poesía ajena, porque entonces sí, esto va a terminar muy mal, porque entre celos y envidia, en una de esas aparecen tirados destintándose en un barranco del que nadie podrá sacarlos. Yo por eso les digo, a manera de consejo: si lo que quieren es poesía de la buena, ¡pues que les cueste! Y no se queden conformes con lo que los músicos “de hoy y siempre” les enseñaron acerca de las rimas. Bien lo dice Chepe Chepe: “muchos podemos querer, pero pocos sabemos amar…” o dicho de otra manera: poquitos escribimos buena poesía.

Todavía no saco mi nuevo correo, pero si les gustó la columna, aplaudan. Si no, ¡ay luego me la mientan!
en lunes, agosto 15, 2011

Soy malo y cada vez más

Definitivamente leer, o leer poesía específicamente, no hace mejores personas. Estoy totalmente de acuerdo contigo, Juan Domingo, y me parece que eso es lo chingón, ¿no? El mundo está lleno, saturado diría yo, de tanta buena persona. Abunda la gente que quiere ser “bien chida”. Que le mientan la madre en la calle: y baja la cabeza. Que le mean la ropa, y dice: no hay problema. Y para colmo, peor, peor, amigo JuanDo, poetas, sí, poetas que también quieren ser re-buenos con todo el mundo. No quieren dañar a nadie, y por tanto, mucho menos a sus aburridos lectores. A lo mucho les hacen piruetas, le dan pan y circo, la hacen de payasos, pues!, sólo para no verse agresivos. Su forma de mostrar su enojo, regularmente es insultando a su madre, o a su hipotética chava, y diciendo “pedo”, “mierda”, “caca”, “pito”, “verga”, “pucha”, etc. y con estas palabras ya se sienten bien violentos. Pero sólo son malos de closet, personitas que no serían capaces de matar ni a una mosca.

Yo lo leí, bueno, lo escuché, amigo Domingo, en uno de los campeones del Slam Poetry que bajó derrotado del Ring hace un año, y que dijo: “la poesía no muerde, ladra”, y pensé, tiene razón el señor Argüelles, la poesía, la literatura no hace mejores personas. En el mejor de los casos, violenta, convierte a los pasivos en iracundos, en gente desequilibrada con la necesidad de algo más que aire, agua, y carne. Con la terrible en insaciable necesidad de algo más que un país ridículo, y buenas personas tratando de superarse con toda su progenie detrás de ellas. A mí se me hace, enfurecido lector de este miércoles de dos por uno, que usted no me dejara mentir, pero si quiere bienestar, mejor escuche una rolita de Yuri, una buen rock de Enrique Guzmán, y si quiere sufrir bonito, pues ponga Chepe Chepe o Alejandra Guzmán; pero si lo que quiere es cambiar algo, romper la nariz de alguien (así es señor Peña Nieto, varios le cambiarían de lugar la boca a golpes si pudieran) o simplemente mostrar lo encabronado que está porque nada le sale bien, pues entonces uno lee poesía; no para ser mejor persona, nel; sino para roer esta realidad que la neta, sólo es perfecta para dos o tres cabrones que nos miran como si fuéramos un pinche reality show. Así que yo digo que la poesía no ladra, muerde!! , y arranca el cacho. Y si no muerde entonces seguramente es técnica lo que le falta al buen “creador” que ladra esa rolita, dizque poema, que bien puede pasar en Estéreo Joya o en 97.7.

Que el conocimiento hace que los pendejos sean más pendejos!! Es cierto, me parece que sí, oh sí, mi funámbulo de ocasión. Definitivamente el conocimiento así nomás engrandece nuestra brecha de aferramiento a ciertas estupideces. Sirve de argumento, pues!!!, porque también es cierto que uno “lee” lo que quiere, y en lo que se lee siempre está lo que uno andaba buscando, ¿a poco no?, ¡a güevo!

Pero si hoy amaneció con menos ganas de vivir en esta ‘inche realidad, y no porque no quiera vivir, sino porque nomás es esta ‘inche realidad la que no le cuadra!! Y siente unas ganas asquerosas de romperlo todo, de golpear al que le entorpezca el camino, incluyendo esa viejecita que avanza a un metro por hora (no creo que sean esas las nobles intensiones de una buena persona) si es así, lo que usted siente, entonces es apto para leer poesía. Si de pronto ve que lo que aparece en la tele no checa, nomás no encaja con lo que usted vive, y ya está cansado de simular que su vida es una telenovela, o fatigado de que no se parezcan sus fiestas a un capítulo de Friends, o la Teoría del Big Bang, y quiere más bien salir y ponerse hasta la madre y no saber nada de su casa durante unos días! Entonces usted es apto para leer. Y si no sabe leer, pues que alguien le recomiende que escuche poesía, no le ayuden, húndanlo en un hoyo, en un verso, por piedad!! De por si no iba a ser mejor persona.

A mí se me hace que usted, Domingo Argüelles, se refiere a que el mundo es el mismo sin libros o con libros, porque está pensando en los libros de la SEP, ¿no?, los best sellers de varios malos autores que saturan las librerías con propaganda tecnológica e ideológica, o también varios poetas con demasiadas buenas intensiones bajo la manga, que quieren hacer que todo el mundo se vuelva un ente intachable, cooperador cívico y que “adopte una coladera”, que llene bien los formularios, que obedezca todas las leyes, que no se la arme de tos al poli, que acepte la burla del salario mínimo, que grite pero que no haga nada. Que ladre, pero que no muerda! Mejor que blasfeme en el baño, en la regadera, pero nunca en la sala enfrente de los niños. Que bese a su mujer en lo oscuro, pero nunca a la luz del día, de eso habla usted, ¿no?, de los libros que nos hacen mejores personas!

No sé qué piense, pero a mí sí me dan ganas de leer más, y no ser mejor persona, sino volverme más malo, más jijo. Yo me siento con ganas de saludarle a usted, que me acompaña, usuario del metro o del internet; tengo ganas incluso de darle un abrazo, de honestamente invitarlo a que se vuelva peor persona de lo que ya es, y lea; incitarlo a que no sea bueno, y que deje de andar sedita y se ponga a leer poesía. Y si le aburre la poesía, seguramente no le hace falta: una de dos: o está con la furia a flor de piel, o es usted demasiado bueno como para pervertirse con un libro.

Hoy amanecí más malo que de costumbre (ni ojete ni culero), y por eso me tomo la molestia de molestarlo, a usted que no necesita a nadie ni de nada. Sí, sólo vine a trabajar hoy para colmarle el plato, e invitarlo a que peque, a que rompa algo, aunque sea una cosa por día, disimuladamente, a que discrimine (a sus lecturas y a sus amigos), y verá cómo se siente, verá cómo de pronto nos hallaremos a gusto, aquí en el balcón echando un trago, y viendo cómo el mundo es cada vez mejor, y nosotros, cada vez peores personas. Qué buen viaje, ¿no cree? Es más, hasta vamos leer un poco de poesía… a ver qué pasa.

Reportaje clínico sobre el Torneo de Poesía 2011 No voy a perder!

Ahora sí señores, llegó la hora del esperado y controversial Torneo de Poesía; y yo aquí, listísimo para hacer mi reportaje sin pelos en la lengua: que más vale errar que callar.

De entrada, yo ya adquirí mi combo en primera fila para el Torneo de este año, y para serles franco, ahorré mis morrallas para invertirlas en mi mejor gallo. Me gusta que todos sepan que el Absenti es de esas personas, festivo patriotero, que se acercan a comer donde hay gente, y buscan el mejor platillo para luego hincarle el diente, y por qué no, prepararlo después en la casa, igualito, y si acaso con un poquito más de sal.

De los campeones de los años pasados ninguno me hizo ganar un peso, y esa es la pura verdad. Lo del combo me salió gratis, y eso siempre se agradece como un vino después de dormirse en una lectura de Bellas Artes. Porque la neta yo no hago las cosas (como las “buenas personas” de Versodestierro) por puro amor al arte. Ni madres. A mí me gusta ganar!!, y aunque ya les he insistido en que cobren la entrada, como lo hacen en todos los demás deportes, me mandaron por un tubo de vuelta a mi sentido común.

Pero dígame usted que conoce mejor la realidad, ¿a poco no? Cuánto paga por entrar al América-Chivas. Usted amigo universitario, ¿cuánto paga por ver a los Pumas perder el campeonato? Es más… una entrada para ver al Canelo, o a Julio César Chávez Jr. Y si tiene American Express, cuánto le sale irse a Las Vegas a ver cómo Tyson le arranca una oreja al contrincante en turno. Pues eso es lo que yo estoy esperando de este Torneo los próximos años. ¡Que haya varo!, y que la gente pague por escuchar poesía, por conocer poetas, por escuchar gritones que sepan de letras y con ellas, como diría Max Rojas, dar el putazo. ¡O me va a salir usted, con la mojigatería de que es malo cobrar!

Pero yo no nací malo, me hicieron. El mundo me corrompió. Qué hay de aquellos viejos tiempos, mi rapsoda ebrio, ¿recuerda? Cuando el deportista antes que ser “el mejor”, sabía que perder es natural, y que ganar es una forma de aprender a perder con alguien más. Ay, esos viejos tiempos, aquéllas épocas mexicas, griegas, mi apreciable, cuando ni siquiera el nombre del que vencía importaba, y toda contienda era de vida o muerte. Así es, y el triunfo no era sólo una rayita más al tigre, o una medallita para colgar en el pizarrón de los vencidos-conquistados.

El espíritu deportivo implicaba un círculo donde los “peleadores” tenían que romper sus propios límites para ser “ofrendados” al mundo social de su tiempo, y su triunfo era el triunfo de todos; el alcance de toda una época. Ay cabrón, ya ni me acordaba… Dicen que enseña más perder que ganar. ¿Neta? Pero seguro, si le dan a escoger, tomará inteligentemente: ganar, a güevo!, ¿no? Ganar no es lo más importante, es lo único: usted lo sabe, conoce esa filosofía del “deporte” contemporáneo; que la hemos aprendido no sólo en los estadios o arenas en un domingo cualquiera, sino que también en las películas hollywoodenses (esa del Rocky está bien chingona, con esa rolita, El ojo del tigre de fondo, o el Van Dame madreando nipones y chinos en su propia casa). Aunque aquí, en estas tierras del nopal, chingan al que tiene tunas, pues los mexicanos están acostumbrados a joderse dentro de la misma familia; nada que mi carnal va a salir mejor que yo! Que el pinche primo se hizo de un varo! Seguro es chichifo y hay que echarlo de cabeza! Usted me entiende, aquí a nadie le gusta que le hagan la competencia. Por eso no hay buenos competidores, ni sanos deportistas, incluyendo la poesía.

Si usted se va a inscribir, si piensa participar, mi queridísimo poeta, yo le puedo recomendar que para ganar siga esa fórmula: no pain, dígase usted mientras el mundo se desmorona a su alrededor, no pain, no voy a perder! Lo único que importa es ganar, todo lo que hay es para usted, el mundo es suyo, tómelo! (Así es como no es necesario para muchos subir al ring) y cuelgan en su pared igual que cabezas de siervos, de toros, u osos, los diplomas de sus premios; escritores caza recompensas y multipremiados que colocan su trofeo como un barrote más que los aísla del público. Pero también sucede con los que suben al Ring, me ha tocado verlos, y cuando lloran en la lona lo hacen solos: ¿por qué sucede esto? Porque lo toman como personal, y no se entregan en realidad al público, como en una ocasión le pasó a Rojo Córdova; que no tuvo el apoyo del público, pues prefirió emberrincharse en sí mismo, y no dio oportunidad de que el público se conmoviera por él, como lo hacían los gladiadores de la antigüedad. Gran diferencia de Raymundo Manzanárez, que tomó su momentánea derrota con humildad, y al descender del Ring, fue la misma gente quien coreo su nombre, y pidió más de su poesía. Gracias a esto, obtuvo la mención honorífica de ese año.

Me gusta el Torneo, aunque yo, prefiero cazar un tigre, burlar un toro, domar un caballo, a subirme a un Ring: porque subirme al Ring me pone frente a frente a un igual, que puede, no sólo rasguñarme, estocarme, patearme; matarme, pues!, sino que puede a diferencia de los otros tres, vencerme. Ay, güey! Ya me puse filosófico.

Competir, dicen por ahí, es reconocer al otro. Y yo añadiría, que reconocer al otro es escucharlo, y eso no es precisamente grato, mi paciente oxímoron. Pero si “lo importante no es ganar sino competir”, yo les digo a los organizadores: ¿quién va a querer ser reconocido como un perdedor? Y luego me acuerdo de los poetas que escuché sobre el Ring los años pasados, (aquí entre nos, unos muy buenos pa’ la versada, pero bastante malos para leer, hasta pareciera que esos poemas que leían no fueran suyos, pues los leían con una güeva!! y una pinche extrañeza, como pensando: a poco yo escribí esta mamada? ...en serio, como Leticia Luna, la campeona del 2008, que en apariencia se equivocó de concurso y leía sus poemas como respuesta para “salvar al mundo” en algún certamen de belleza: por supuesto, un servidor, no votó por ella —ni aunque hubiera salido en tanga—. Buenos lectores de su poesía… Esaú Corona (y no porque sea mi cuatacho), también Mónica Suárez, y hasta el buen Mario Dux, que aunque grite y te deje sordo, hace mejor escenificación de su poesía). Este año si me gusta alguno, la neta sí le voy a apostar! Aunque el año pasado, de los que me gustaron, casi ninguno logró llegar a la final. Ignoro qué tanto hayan ganado o perdido en su vida, pero de algo estoy seguro, mi meloso lector, y es que, ganaron un lector en mí; bueno, más bien, ganaron un crítico, un voyerista de su obra. Y ahora los andaré espiando por la ventana de las páginas para ver qué cosa encuentro sobre ellos.

Estoy seguro que este año voy a tener mucho material para disfrutar y criticar de los poetas que se enfrenten en el Torneo. La verdad, ya me hice aficionado, y entro en calor fácilmente, posible es que me vean por ahí sentado comiéndome unas palomitas y con cuaderno en mano, compitiendo por la mejor crítica y la mejor crónica, en sana competencia por supuesto, con Arturo Alvar, Omar Soto y Graciela Roque, mis amigos de letras en este Semanario, que estarán cubriendo las fases de este Torneo.
Qué sorpresas llegarán. No lo sabemos, tampoco somos adivinos, ni tenemos el almanaque del futuro, pero lo que sí me queda claro, arrebatado escriba, es que los que suban al Ring, no sólo pueden ser excelentes poetas, lectores, o histriones; sino que lo mejor que pueden lograr sobre la lona, es llegar a ser buenos deportistas; humanos que rompen sus propios alcances y los comparten con el adversario, con el público, para entregar su muy “particular manera de ser ellos mismos”; su estilacho para vivir, su poesía, pues!!!

No se ponga cursi, y si quiere un lugarcito para ver la Clasificatoria, pues vengase para acá, tráigase una botellita de tequila, unos bocadillos, y aquí le guardo un cachito, para ver quiénes aguantan vara, y quiénes no. Porque hay cada ardido y mal perdedor… ya hasta mi correo de gmail me hackearon! Así que con esta me despido. Ya no me escriba sus insultos y porras al correo antiguo, y espere mi nueva dirección, que por esta vez, se la daré a desear. Porque sé perder, pero también sé ganar. Aquí lo espero, mi competitivo lector.

La desgracia de llamarse Hernán el bravo o yo no me llamo Javier

Usted sabe, mi supersticioso lector, lo que dicen muchos, incluidos nuestros padres y abuelos, sobre el destino que nos regalan y nos obligan a cumplir cuando nos dan un nombre, el dichoso nombre que ya desde temprana edad nos hará ganar un apodo, y ya mayorcitos puede ser el culpable de que no agarremos novia, porque, ¿quién quiere andar con un güey que se llame Juan Pérez, Petronio González o José Guadalupe Catarino de Sánchez?

La neta, está de la vil china que te pongan un nombrecito así, y que luego tengas que andar ocultando (de ojos chismosos) la credencial de elector cuando se te llega a caer; es bastante incómodo que cuando se te resbala… en chinga le tengas que poner el zapato encima, valiéndote madre que traigas lodo o que acabes de pisar alguna shit con tal de que ninguno se haga el graciosito a la hora de levantarla riéndose de tu ridículo nombre (no lo digo por mí, afortunadamente tuve unos padres inteligentes que me pusieron un nombre distinguido), lo digo por los que sufren estas vergonzosas secuelas por la negligencia de sus madres tele-noveleras enamoradas de la figura de algún pinche actor carita con el que hubieran “sancheado” a su marido si hubieran tenido la mínima oportunidad.

Hasta crearon recientemente, según me contó un camarada que fue a bautizar a su chamaco, una ley que “recomienda” a los padres no desgraciar a sus crías con el desafortunado nombre de “Juan Diablo”, “Mc Donalds”, “Robin Hot”, “Deep purple”, “Rambo”, “Chuchoneguer”, “Lady Diana”, “Lady Gaga” o “La Gaviotita”. Eso respecto a lo estético, pero si entráramos en profundidad nos daríamos cuenta que podríamos desgraciar a nuestro mijo para toda su vida, marcándolo con un destino atroz, y no es que sea supersticioso, pero pónganse a pensar qué le podría deparar a un individuo que se llama Gelasio Arrona… seguro va a ser un indigente. José Francisco Zapata, chéquenle bien, tiene el nombre de dos ejecutados: Panchito Villa y Emiliano Zapata, ¿cuál será su destino?, seguro será morir en un callejón, emboscado por una mega-peda, o muerto de una bala perdida, huyendo de una cantina cuando estaba buena la trifulca. Si hubieran pensado bien el nombre sus padres, ¡eso no hubiera pasado!

Ponciano Felipe Gutiérrez, este cuate va a acabar de burócrata, o de falsificador en Santo Domingo, seguriiiísimo. José Justo Corro, imagínense… Plutarco Elías Calles, pinches presidentes albureros, Corro, Calles, y eso sí que es malo, ¡acabar de presidente! Piensen en qué daño le hacen a los chavitos. Y esto sucede seguido, eh, échenle un vistazo al mundo de los Poetas y sus nombres. Por ejemplo, Hernán Bravo Varela… qué joda le pusieron al morro. Hernán… a poco no les recuerda a Hernán Cortés, ese jijo de la fregada sí que era bravo. ¿Qué le depara el destino? Una bonita casa, harto varo en el banco, ser un maldito “conquistador”, tener hartos soldados rasos y trabajar para una malinchista institución. Bueno, para muchos esto es glorioso.

Y qué decir de Oscar de Pablo, si sus padres hubieran recordado la historia de Pablo, “el pequeño”, quién sabe si le hubieran obsequiado este destino: “Pablo es la personalidad más influyente en la historia del cristianismo. Desde su conversión en el camino de Damasco su vida estuvo siempre dominada por una ardiente devoción a Cristo, quien se convirtió en el motivo, el objeto y el motor de su predicación, que ha marcado la dirección del cristianismo desde entonces”. ¿Qué se puede esperar de este otro Pablo? Pues que gane el premio Alejandro Galindo, como coautor del guion Soldados de Guadalupe y que saque un libro que se llame Los endemoniados, y por qué no, otro que se autotitule Sonata para manos sucias…

Y hablando de esto, qué se puede pensar de alguien que se apellida Sicilia, no sabemos, en definitiva, tal vez el nombre no hace a la persona, y que lleve el apellido de la madre de la mafia de la historia moderna, no tenga nada que ver, aparte es posible que le ayude a equilibrar este sinuoso apellido, el nombre de Javier. Aunque la canción diga lo contrario.

Pero hay algo peor, apellidarse Echeverría, eso sí que no tiene madre! ¿Ya saben ustedes que el culero de Luis Echeverría era informante de la CIA?, aparte de ser responsable de las matanzas del 68 y del 71, por no decir que en su periodo ejecutó la guerra sucia contra los movimientos de izquierda nacional, dejando una gran saldo de personas torturadas y desaparecidas, etc., etc., etc. Yo sí me cambiaba el apellido, a güevo!!! Paleto estaría sino, ¿verdad, mis maloras lectores?

Y todavía se puede estar peor, cuando tu destino es ser una sombra y el peso del apellido de tu padre es lo único chingón. Por eso yo sigo siendo fiel lector, lo confieso, de Efraín Huerta, y de Becerra, aclaro que no del que se mueve como Emmanuel.

Así es mis precavidos amigos, si le van a poner a su hijo un nombre, sospechen cuál va a ser su destino. Y si le toca la mala fortuna de cargar un apellido irremediable, siempre está la posibilidad de cambiárselo, y si es necesario, cambiar hasta de padre. Aquí un servidor, ya lo saben, está dispuesto a hacerles el paro (sin albur), y prestarles su apellido para su chiquito, y que al menos tengan, sino un futuro brillante, sí por lo menos un apellido bien chido. Lo único malo sería que su chamaco terminara de balcón en un semanario. Arrivederchi.

El Absenti contra las momias de Iztapalacra

Ahora sí tengo algo bien chingón que contarles. En esta ocasión sí me voy a descarar (con disculpa de ustedes, mis alegres chismosos). Confieso que cuando la ex editora del RING, Estephani Granda, y otros involucrados en este proyecto me pedían que hablara de 40 Barcos de Guerra, o de otros proyectos de los VersodestierrO, me oponía rotundamente, pues no se me hacía onda estar de “lame uvas” y de cebollero como se acostumbra en este gremio cuando estás en un colectivo.

El perfil que yo quería sostener era el de un columnista irreverente, crítico, reflexivo, es más, hasta transgresor, a güevo! (ya acomodé la palabrita), pues para mí, eso de andar de limpiabotas no me va, y prefería dejarlo para otros grupillos que entre ellos mismos se auto-elogian, pues no les queda de otra.

Yo iba a ser un chingón… pero ya ven, en esta ocasión voy a abrir la bocota, pues la neta, creo que se vale cambiar de opinión. Ya me aburrí de que me quieran jalar pa’ sus grupitos, colectivos, circos literarios, etc. Nomás por contarles (no crean que estoy de ególatra) me han invitado a chingamadral de lecturas, performance y hasta me han pagado privaditos en el Table con tal de que forme parte de sus grupos. Yo creo que sospechan, a pesar de mi antifaz, quién soy yo: pues me han localizado en fotos, como las del torneo de poesía, y los miércoles itinerantes, y han visto que me junto con los Destierro.

Algunos me conocen y al principio creí que me llamaban por mi talento y mis versos bien cabrones, pero ahora sospecho que está más ligado a que me junto con “ellos”, los “versos”. ¿Qué cómo sé todo esto?, pues que ya pedos… me han dicho cosas, como “mira, Robertito, ya no te juntes con los versoss, esos güeyes no son de confiar”, mi propio cuate el Varelita, me dijo, “cuida más a tus amistades, ya sabes a quiénes me refiero; si no, vas a perder tu bequita, mi Róber”. Pero no sólo los “poetas bien” me presionaron, sino también los “lumpens”, con frasecitas como “aguas con esos güeyes, seguro te están explotando, ¿a poco no están bajando una lana con el Semanario?”, es más me advirtieron con un: “aguas!!!, porque cuando se enojan contigo destruyen tu carrera”.

Y aquí fue donde me preocupé, pues no sólo me hablaban mal de “ellos” lo oficialosos, los de “arriba” pues’: sino que también los de “abajo”, los dizque “independentosos”, y por ambas partes no sólo me trataban de convencer de que desertara de la revista y el Semanario los que saben quién soy, sino que hasta los que no saben, me recomendaban que no me juntara con “ellos”; incluso otros tantos me han escrito a mi correo dándome chismes a santo y seña de lo “re-peligrosos” que son estos fulanos.

Y aquí no para la cosa, me he encontrado con otra serie de “movimientos” que dedican su vida a tratar de destruir el Torneo de Poesía con slogans como este: “a poetazos no me llevo”, escuchen reverenda mamada, mis vanguardistas entusiastas. Y para acabarla de chingar, veo que en el cartel electrónico están los mismos nombres de poetas que se juntan con “ellos”, y participan en sus lecturas, antologías y hasta en sus pachangas. Incluso me ha tocado leer, que les dediquen poemas, como este que me pasó un compita muy querido, de una revistilla de por ay de Iztapalacra, y ay les va pa’ saciar el morbo: “He cambiado algunos poemas por cervezas, por una bacha, por sexo (el mejor de los negocios al menos para mí). Prefiero beber que escribir, prefiero escribir que leer, me refiero a leer en público. Leer es como exhibirse. Conozco muchos que gustan de exhibirse. Se autonombran POETAS y recitan eufemismos, a dos de tres caídas el entierro del verso”.

Adivinen de quién es este poema cargado de rabiosa sabiduría…. ¿Pues de quién más?, sino del esposo de la auto-nombrada poeta Mónica Gameros, el buen rócker, Isra Miranda, que no le gusta “exhibirse”, y que sin embargo tendrá dos lecturitas en vivo y a todo tatoo, en voz alta (a menos que les lea en secretito al oído a cada uno de los asistentes) sus rebeldes poemas, este fin de semana; el primero en Circo Literario y después en un Café de Chimalhuacán. Chequen la congruencia de este poeta, líder de la editorial Start Pri. Y seguro se preguntarán ustedes, quiénes son las demás buenas personas, los buenos samaritanos que me aconsejan no caer en las garras del mal. Pues no es por molestar, pero yo soy bien balcón, y sólo por hoy les quedaré mal a mis valedores: el Roger Dueñas, el buenazo del Hugo de Mendoza, el morboso mayor, Eric René, y su hijo menor el hipertenso Agathokles, mi ex novia la Monique González V, mi amigo y rival Tonatihu Mercado (por eso de las máscaras), hasta mi carnal el ex campeón Mario Dux, conocido entre los cuates como el Duque López, y otros más que ya en la peda ni me acuerdo.., ah, sí también mi amiga la Yax.

Honestamente les agradezco a todos ellos sus buenos consejos, yo sé que lo hacen por mi bien, pero peco de suspicaz, y al escucharlos, me rondó ese famoso dicho de “piensa mal y acertarás”, y pues que empiezo a pensar mal: ¿por qué tanta queja sobre el Torneo de Poesía? ¿O de una antología como la de 40 Barcos de Guerra o cualquier otro de sus eventos?

¿Será pura pinche envidia? ¿Por qué atacan a estos, en vez de los de “arriba” (me pregunto) si allá es donde está el varo? Y viene otra pregunta: ¿Si no atacan a los de “arriba” es porque están esperando un hueso? ¿Por qué no enfrentan a la “oficialía”, en vez de a los mismos “independientes” que comparten las mismas condiciones? Como les decía, los de “allá arriba” se reparten el varo (de nuestros impuestos) y hacen pasar “su” poesía como la más “chida”, mientras los de abajo se dan entre ellos en la madre para ver a quién terminará publicando en Tierra Adentro. Después de todo, ¿por qué tanto escándalo por un pinche RING, si hasta los de Almadía, que son más mamones y ortodoxos, lo replicaron en Oaxaca?

Soy mal pensado y me pregunto: ¿no será que en ausencia de creatividad estos detractores se ven obligados a sacarse de la manga una contra-propuesta a partir de las propuestas de los VersoDestierro? ¿No será que ante tantos años de andar en la “movida culturosa” no han logrado hacer ni tantito nombre y en la desesperada por formar parte del elenco en la película de la poesía mexicana, tengan que salir disfrazados de aldeanos linchadores, con pico, pala y trinche en la mano?

Así es, queridos extras de canoa, ¿no será que “ellos” solos y con ayuda de unos poquísimos colaboradores (como su servidor), han logrado más en estos últimos años que los murmuradores (sean de “arriba” o de “abajo”)? Hay que echarle una ojeada a sus proyectos: Torneo de Poesía, peleas de exhibición, Miércoles Itinerantes de Poesía, Lecturas de Etiqueta, Arte en conflicto, Revista, Editorial (con siete colecciones y rozando los 100 títulos), presentaciones de libros, recitales extemporáneos, mesas de crítica, este Semanario, dos homenajes, a Enrique González Rojo y a Norma Bazúa, el proyecto de 40 Barcos de Guerra (con 42 independientes reunidos), giras por la República, Encuentro de Poetas en el Faro, y lo más importante, vender libros de mano en mano, día con día, sea en el metro o en la calle, desde hace más de ocho años. Ay güey!!, superen a Verso Destierro muchachos, pónganse a trabajar, porque a pesar de todas sus “quejas”, “ellos” sí trabajan, no se la pasan en la cantina haciendo intrigas y sacándose la pelusa del ombligo. Me gustaría ver en el futuro cuántos de estos proyectitos que son buenos para la “criticada” logran ponerse al nivel aunque sea de trabajo, ya no digamos de calidad.

No es que “ellos” sean una pera en dulce, pero hoy el tema no son sus horribles personitas con sus atroces defectos…. Estamos hablando en serio, estamos hablando de proyectos, de profesionalismo, y no de argüende. Además que si de argüende se trata, eso dejénmelo a mí, que ese es mi mero mole, y la próxima vez que quieran darme un consejo, prefiero que me lo den sobre el RING, o con un excelente ensayo (¿o a poco ustedes no le hacen a eso de la “pensada”?), si quieren un poco de ayuda para escribir su ensayo, resolver sus frustraciones, problemas de fracaso, o disfunción eréctil (que se pueden volver una piedra en sus caminos), ahora sí les voy a quedar mal, porque a mí no se me da eso de hacerla de psicólogo (la neta soy muy intolerante), pero sí puedo darles el tip… de un lugar para resolver sus pedos sin tanto dolor, ay les va: www.escucharte.net, red de atención psicoanalítica, director: Alberto Sladogna (colectivoanalistas@gmail.com, móvil 55-55-02-29-59). Y díganle que van de mi parte.

Porque todos ustedes leyeron alguna vez en Verso Destierro, ¿a poco no? Y luego fue que se les prendió la chispa de la genialidad para comenzar un “buen” proyecto. Ahora es su oportunidad de hacerlo bien, y si no lo logran, calladitos, que se ven más bonitos. Y no se expongan al balcón.

Ante la incertidumbre mejor baila el boogie-woogie

Ufffa!, ayer me marcó el director de RING para darme una noticia que atrasó mi columna esta semana. Me anunció que Estephani Granda Lamadrid no será más la editora de RING, lo cual me trajo en automático ese día, que parece lejano, pero que apenas fue ayer, cuando Granda me invitó con la copa derramándose de alegría a inaugurar, junto con ella, este raro proyecto. No me preguntes cómo pasa el tiempo, pero ahora estoy seguro ella será vencedora de otras batallas, porque hay batallas, y si salió de este Ring es para subirse a uno más grande, eso será seguro, porque no podría ser de otro modo para alguien de su altura. Y pese a los roces que tuve con ella, yo sé que la vida es un Ring, donde siempre se está luchando constantemente por no caer en la lona. Y para que no haya intrigas me manifiesto triste y sorprendido por su cese en la Edición de este Semanario. A donde quiera que vayas Estephani, que te vaya de poca madre.

Ahora sí, comienzo mi perorata: Sigo sin aprender a entender el porqué de ciertas cosas. Uno mira a la gente hacer cosas inconcebibles, uno las mira cómo destruyen su vida; así es maistro, y no exagero, la destruyen detrás de un escritorio, y se llenan de achaques, no sólo las piernas dormidas, o los problemas de columna, o la neurosis avanzada que deja el departamento de quejas, por ejemplo (imagina estar todo el día escuchando las chingaderas que hace no sólo tu jefe, sino tus compañeros de trabajo, etc. y tú tenerlas que solventar, es el colmo); que también les destruyen la vida, pues lo que más desean es saber cuál será su lugar en la cadena alimenticia, pues no se imaginan en ese puesto de bajo nivel, o mediano, toda la vida… no, no podrían cargar con eso, ¿o no es así, amigos del mundo?


También los poetas sueñan, mano. Eso es un hecho, y sienten en el estómago el vacío del hambre que está cabrona, y no cualquiera vive sin comer. A eso, algunos bardos le han llamado “incertidumbre”. Y crean un sustituto de crema para el café, es digamos una especie de placebo para que eviten “pensar” en alguna solución para la duda, y en cambio recurren a buscar una voz del exterior que les resuelva el acertijo y los sacie. Cargan ese hoyo negro de “incerteza” de un lado para otro, mostrándolo como si fuese un sol. Y su pregunta mayor, esa que se hacen cuando están asolas ante el espejo (normalmente cantando una canción de Alejandra Guzmán, o Tom Waits si son muy malos) es: “nene, nene, qué vas a hacer cuando seas grande”.


¿Presidente de la canción, estrella de hip hop, o sólo un pinche chucho? La apuesta es alta, ambicioso y alerta especulante, pues casi ningún poeta se dedica únicamente a la poesía, según el último censo del INEGI (y de Adán Echeverría), el 99% de los poetas o trabajan en una dependencia gubernamental, o son empleados de particulares. Sólo el 1% son trabajadores independientes, o visto de otro modo, desempleados. Estamos hablando de la estadística únicamente de los poetas “económicamente activos”, pues los otros aunque quisieran no figurarán nunca en ninguna parte, ¿a poco no?, aquí sólo el que produce fillelle existe, los demás son vagos, que por demás está decir sólo les interesa que los escuchen sus vivales, acompañantes de Tonaya.


Pero eso no nos interesa, atento desafiante, aquí lo que nos truje es el asunto de que los poetas también se frustran, y cargan la incertidumbre como un regalo que quieren lanzarle en la cara a la gente. Se toman fotografías, incluso videos, para que quede registro (a güevo!) de que existen, de que trabajan. Documentan su existencia para enfrentar la duda de su presencia en este mundo. Temen perder un curul en la rotonda de la historia, y aunque no tengan mucho que decir, tienen muchas balas que dar. Y sea como sea se pelean un cachito de certeza para poder dormir tranquilos en la noche. El vasito de leche que antes bebían ya no es suficiente, tampoco la botella de alcohol, ni siquiera un toque de mota los calma.


Pero una vez que el poeta sufre, y sufre de lleno la “incertidumbre”, empieza a caer en una frenética avalancha de “sustitutos” para no evidenciar que está vacío, que él no tiene nada que dar, que él carga la incertidumbre envuelta en un poema de celofán. Y llena su casa de arte/factos (dicho de modo arcaico, pues el calambur según la última encuesta de SDP es el tropo más obsoleto), de monadas listas para presumir. Trampas para ratón que son sus libros. Una fuentecita eléctrica, que un gurú le vendió como si fuese “un manantial latente” pero que se descompuso pronto y sólo quedó la lucecita prendida igual que una vela (seguramente a San Juan de la Cruz, tan idolatrado por muchos de estos inciertos juglares).


En pocas palabras, mi enfático cuestionante, el poeta es un ser igual de vulgar que usted, y que yo incluso. Y por mucho que quiera vivir en el harem de los “elegidos”, es un cobarde si no logra enfrentar lo único cierto: sólo podrá tener un valor en el futuro con su poesía, si no se llena de cosas inservibles y viejas. Por eso me sorprende ver a tanto tallerista joven, y no es que yo crea que por ser jóvenes no pueden enseñar nada, no. Pero los veo hablar sobre todo lo que cualquier interesado, si quiere, puede buscar en una enciclopedia. ¿Dónde queda la enseñanza? No en sus palabras, sí en sus acciones como un antídoto para los que acuden al taller, pues abundan los alumnos que terminan odiando a su maestro por lo amplio de su ineptitud, y otros tantos, imitándolo en su aprensión de la “tradición” poética.


Saben mucho, eso no cabe duda, y entre más saben menos certidumbre cargan. Saben tanto que morirán de incertidumbre. Eruditos inservibles compran el “kitt narco violencia”, o el “kit poesía en la calle” para acceder a un centro de “glamur social” donde sus poemas se vuelven sólo uno de los escalones para no quedarse fuera de la Cenaduría de los poetas.

Después de todo, ya lo dijo Descartes, ¿no es así mi eufemístico alerta?, “eso de abismarse en la incertidumbre y desesperar de la verdad, es un triste y miserable refugio contra el error”. Así que ya lo sabe, sólo puede encontrar aquí la certeza de una duda. No lo dude tanto, y súbase al balcón, porque más vale pregunta en mano, que infinitas respuestas volando. No fue mi mejor columna, pero qué se le va a hacer… dudé.


Random de poetastros

Esta noche en Ixtapaluca por fin un evento creativo y de calidad, enfebrecido comensal, un verdadero espectáculo para atraer a las masas aburridas de cafecitos con galletas en empolvados centros culturales llenos de secretarias rancias y directores, directoras, con la cabeza llena de telarañas. Ahora sí, un cuadrilátero profesional con luces, música y todo. Chelas y shoots, y lo mejor, los “más espectacular”: los poetastros más chingones del Pancracio nacional por primera vez juntos!!!, partiéndose el rostro por la poesía (o algo así) y con su propio tema.

Y en esta esquina, con innumerables derrotas de por medio…. (sube haciendo unas sentadillas para mostrar su condición física, y con el fondo musical de “No controles, mis sentidos, no controles mis vestidos”), con ustedes, Móooooooonica Gaaameros.

En otra esquina (se escucha a todo volumen: “a mover el culo, a mover el culo”, de los Ilia Kuriaki, y entra lanzando una patada de tijera, no sin antes pasarle unos cubos de hielo por las rodillas y lamerle las botas a la Gamer)… el Rojaaazzaaaasoooo, Córdova.

Y desde la tercera cuerda, antes de dar una maroma (qué madrazo!!), en otra de las esquinas, el fortachón de barrio… el maquilador de primera (o sea)… (bien pedote por cierto, hipeando), lanza una taza de baño que se robó de la Casa del escritor de Puebla en una pincheee briaaga con tonaya, alcohol del 96, qué íjosle, y luego, plazzz! El ranazo.

Por la cuarta esquina…!!! Con sus cuates de por medio, echando las porras por la ventana, el Tieeeeeesto y Rogeeeeeliiiito Duuueeeñas… los gemelos fantásticos en trusa entran brincando, moviendo sus nalguitas, ponchis ponchis, con música de Eminem, “acá”, bien prendidos!! Bien “malotes”, aunque la audiencia les grita “jotos” porque “a poetazos no se lleeevan”, y a o mucho con pisa juanetes.

Y ni quién los haya invitado, de pronto suena una canción de Gloria Trevi, esa de “no estoy loca, ah ah”, y entran corriendo, lanzando sillazos, y agarrados de la mano, Manuel de J. Jiménez, Viki Calavera Ibarra y la Melchy, gritando: “por qué tantas sillas vacías, por qué tantas sillas vacías”.

Cómo la ve, mi aficionado luchístico, ahora sí se armó la campal. Y entre todos los guamazos, los más putos fueron los hermanos fantásticos, que el rócker Miranda terminó desmadrando con un puño de vidrios rotos de una de las botellas que traía en la mano, que por cierto también le estaba chorreando sobre los pantalones, que parecía le hubieran dado violín ahí mismo el trío de Calaveritas que andaba chingándose a sillazos al por mayor!!! (por qué tantas sillas vacías).

Puro verso de la más alta chafez, mi alerta expectante, y el público abucheando, abucheando, pues tanta sangre en vano era un asco. Parecían peleas en lodo. La Gameros ya entrada la competencia, y con la playera mojada, se puso a gritar que ya estaba cansada de ser ama de casa, el Rojazo, no se cansó de sacarle punta a su lápiz, pero como tenía mucha weba de pelear y sólo se contorsionaba en el lodo, los hermanos fanáticos, intentaron hacer la “quebradiza”, pero no les salió y y se les rompieron las uñas. Una verdadera escena de horror, sacada de la siniestra mente de algún productor de “la risa en vacaciones”.

Un poco de dignidad…, !clemencia! para el público, que parecía una bestia hambrienta de poesía. Y hago un paréntesis, me lector de cibercafé, si he de ser franco, me pareció lo correcto era incitar al público, al cliente del pancracio,a que lincharán a los asnales, a los poetastros!!!, y no es que no quisiera asesinarlos, porque con ese espectáculo de versos desgarbados y furris, cualquiera pierde la paciencia, y la neta yo sí me dejé ir… y les lance una botellas de caguama desde las gradas, a güevo!!! Sólo alcanzó la chamoya de la J Jiménez que cayó en el suelo ensangrentado, y dio un espectáculo de la altura de sus “poemas”, sufriendo un ataque de epilepsia, como esos que le dan a la Velázquez, y uno de los vidrios de la botella al romperse en su cráneo le brinco en el ojo a la Melchy Melchy, licuado de fresa, y lo deja tuerto. ¡Hasta que se le hizo! Los gemelos Dueñas trataron de huir haciéndola de equilibristas en las cuerdas, y el Rojazo ya medio apendejado de tanta weba se comió el lápiz de una sentada!!! Y todos, ohh!!! Pero eso no era nuevo, era un fúsil del mago Melchor, ¿a poco no?

Y ahí fue donde se me acabó el veinte, mi embravecido indignado, porque cuando lancé otra botella sobre ese rostro estupífacto de Rojo, justo cuando le golpeó en el pómulo derecho, tajándole una llaga larga y sangrante!!!, justo ahí, los polis del pancracio me rompieron el idilio, y me sacaron a la mala, y me clavaron en la trulla un rato. Pero nada que un buen choro y dos pesos no arreglé. ¡Pinche México corrupto! Pero de qué otro modo podía haberlo resuelto, usted dígame, aprovechando que ya recuperé mi mail, usted dígame, que aquí está mi correo: roberto.absenti@gmail.com