martes, 16 de agosto de 2011

De pierna, de chicharrón, de queso la quesadilla: fanzin por-no literario


Bienvenido querido lector:

Hoy la mancha que salió del tintero, fue un desnudo femenino. Oh, novedad. Y me ha empujado a reflexionar sobre mi actual oficio de humilde mirón, o "voyeurista" de la letras mexicanas, como preferirían decirme otros.

Ahora, si usted, entusiasta lector, necesita dinero y fama, quizá yo pueda ayudarlo con este breve texto. La pregunta es: ¿qué debe hacer un simple mortal para convertirse en un parteaguas de la literatura? Algún borracho le daría respuesta, a usted o a algún comenzal en la barra de un bar: "pon mujeres desnudas, ¡eso siempre es novedad!, a güevo". Lo sorprendente de esta inteligente respuesta, es que salió de la boca de un "poeta" reconocido. O al menos publicado en Conaculta.

Es jocoso pensar que este "pequeño gran hombre" (un intelectual orgánico) piense, y no sólo eso, sino que lo diga en voz alta, que en pleno siglo XXI, lo más irreverente, sorprendente, contracultural, subersivo, que pueda haber en el mundo, sea una mujer desnuda. Y tras de él, una fila larga de obsesionados con la idea de lo "porno" como una forma de romper con quién sabe qué. Revistas enteras se hacen con esta idea: la contracultura es un asesino (serial), una prostituta adicta, un yunkie, un pendejo encuerado que hace todo mal: la contracultura es un cínico que escribe desde el retrete todas sus anécdotas estúpidas. No lo digo por "Mariana Constrictor", ni por otras novelas de "literatura basura", según se autodefinen, sino por esfuerzos más sencillos, casi insignificantes.

Hay dos o tres "pastiches" que andan circulando con fotografías que aseguran ser "artísticas", y al mismo tiempo dicen ser "pornografía". Lo único reprochable de estas aseveraciones, es que no son ni lo uno ni lo otro. Para ver mujeres desnudas, los debates remontan muy a principios del siglo XX, y más a mediados. Después de eso, basta acercarse a cualquier puesto de periódicos, para ver desde el Gráfico hasta cualquier revistita de chismes, mujeres protuberantes en sus portadas y atraer la mirada del "pudiente" lector, o del "morboso" distraido.

Aquí una cita ejemplar, que nos da una muestra de este pensamiento "editorial" recientemente desarrollado por algunos aficionados:

"Observando las magnitudes del tabú que representa en el país el tema del sexo, una cuarteta de libre pensadores se ha reunido en bares y cafés para planear una estrategia, creyéndolo de verdad, y así contrarrestar la ignorancia sexual que permea en todas las clases socio-económicamente activas e inactivas"

Y para lograr el éxito que se proponen, publican fotografías de peor calidad que la de sus contendientes pornográficos profesionales, y a parte, suman sus escritos "cachondos", en donde muestran sus grandes actitudes para el sexo, desesperados por llenar la página en blanco. Con estos avances, dicen estos "inovadores", "vanguardistas", ser profetas y gurús del sexo, y bajo ese pretexto erigen un templo hecho con las pantimedias rotas y viejas de sus grises esposas, constantemente sancheadas.

Esto es "lo que nadie ha hecho", argumentan. Escribir de sexo, dar choros de sexo, para educar a las muchachas que se descuiden y hacer que con porno la letra les entre. Para ellos "intentar que la población se eduque sexualmente: sin tabúes, sin trabas, sin malas filias" es hacer a la mujer rogar y chillar. Y se presentan con "diarreas verbales", con unas "gatitas de porcel" made in Tepito en el suelo retorciéndose. Para algunos es tan deprimente como lo fue en algún momento el burlesque. Pero lo cierto es que para el macho promedio mexicano esto es tan normal como regresar a casa y golpear a su mujer, después de venir bien comido de la calle.

Es verdad, la puritita verdad, y creo que todos lo sabemos. Si usted se quiere hacer rico, no se dedique a la literatura, a la poesía, mejor saque su revista porno; explote el hambre sexual del macho nacional; aprovéchese del vacío existencial que deja tanta basura televisiva, y use el cliché del desnudo chafón, y vuélvase usted mismo un maestro en el arte de educar a la sociedad mexicana con fotos de tristes mujeres, tomadas por hombres "brillantes" y "geniales", como usted.

Si escucha música, no se asome al balcón, que puede ser un morboso
listo para brincar a su recámara.


Hasta la semana que entra.


roberto.absenti@gmail.com

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